OPINIÓN

Vivir, no #Vivir

Eduardo Caccia EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Signo de nuestro tiempo, la fotografía se ha vuelto tan cotidiana como obsesiva. En la era análoga nos acompañaba en ocasiones especiales, para guardar momentos en los que administrábamos un rollo de 12, 24 o hasta 36 exposiciones. La captura digital primero, y la integración al teléfono inteligente, después, detonaron el hábito de fotografiar como materia prima del intercambio social. La representación visual ha superado al texto y con ello a la reflexión. Nos hemos vuelto generadores compulsivos de imágenes, a tal grado que tomar fotografías nos estorba para apreciar la realidad sin la mediación tecnológica.