ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA
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Escuchar a Antony Hegarty es como escuchar a Elvis Presley por primera vez, dijo Laurie Anderson. Dos palabras suyas y quedas partido a la mitad. Cuando lo oigas cantar escucharás la cosa más exquisita que escucharás en toda tu vida. Lou Reed no se quedaba lejos de esa admiración. Cuando escuché a Hegarty supe que estaba en presencia de un ángel, dijo el cantante de Velvet Underground, quien fue testigo de sus inicios en la música y en el teatro subterráneo. Reed se convirtió en gran promotor de este cantante que, como en "Wild side", su canción clásica, se depiló las piernas y él se convirtió en ella. Hace una semana se presentó en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México, ya como Anohni, junto con su grupo The Johnsons. El ángel del que hablaba Reed no es un espíritu inmaculado que se eleva sobre la tierra. Es un ángel del abismo y, al mismo tiempo, un ángel que sobrevive y renace.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.