OPINIÓN

Caos y complejidad

Jorge Volpi EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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Después de unos meses de dedicarse a la producción de vino en su finca familiar, Doron Kavillio se reintegra a las Fuerzas de Defensa israelíes para perseguir a uno de los terroristas más peligrosos de Hamás, Abu Ahmad, a quien creía haber aniquilado en un enfrentamiento anterior. En su primer intento por atraparlo, el equipo de Doron -una suerte de Misión Imposible en Medio Oriente- irrumpe en la boda del hermano de Abu Ahmad, quien es asesinado en el asalto. A partir de aquí, la serie hace honor a su nombre: Fauda significa caos en árabe, y eso es lo único que contemplaremos a partir de ahora, el feroz enfrentamiento entre esas dos comunidades que a la distancia lucen tan parecidas, con lenguas y costumbres similares. En su ansia por capturar al líder terrorista, Doron se finge uno y al cabo terminará por encarnarlo: igual que su enemigo, no evitará volar en pedazos a un anciano, como aquel lo hace con su cuñado, en una ley del Talión secular e irremediable.