OPINIÓN

El priista feliz

Denise Dresser EN REFORMA

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Durante muchos años compartí el diagnóstico de López Obrador. México, el país de intereses enquistados, de privilegios atrincherados, de cotos reservados. México, el país profunda y dolorosamente desigual. México, el país con miedo a mirar a sus pobres, a sus indígenas, a quienes viven parados en los camellones vendiendo chicles o mueren de hambre en el campo, sembrando maíz. México, el país de élites extractivas y monopolistas encumbrados. Por ello pensé que empujaría una agenda capaz de combinar el crecimiento con la redistribución, el capitalismo competitivo con el capitalismo democrático, una profunda reforma fiscal con el ingreso básico universal. Voté por él creyendo que se abocaría a establecer condiciones para crear riqueza y repartirla mejor.