¿Usted se acuerda cuando las prisiones del valle metropolitano dejaron de ocupar los titulares de los periódicos? Después de años de problemas de gobernabilidad, motines, muertes, violaciones, delitos gravísimos organizados desde el interior (secuestro) y otros problemas serios, las cárceles del Edomex y CDMX bajaron la intensidad. Excepto por la fábrica de extorsiones telefónicas que funciona a toda máquina desde siempre. Los dos factores que incidieron en esta situación fueron la reforma procesal penal, que bajó durante un tiempo la cantidad de personas en prisión preventiva, y, por supuesto, la pandemia que puso la atención en las prisiones con un foco distinto: a pesar del encierro, el Covid-19 provocó estragos en las cárceles (a pesar de los traslados, el doble confinamiento y las liberaciones anticipadas). Las prisiones se volvieron vulnerables y por un instante dejaron de ser amenazantes para la población. Ahora ese tiempo se terminó.