La semana pasada, un hombre fue hallado sin vida y con una herida de arma de fuego en la cabeza, en las galeras que conectan el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente con las salas de audiencias del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX (adscritas a ese centro penitenciario). Personal del Reclusorio había entregado al interno (Fernando "N") a policías de custodia procesal para una audiencia inicial en las instalaciones de la UGA 10 de los juzgados. Los elementos que lo resguardaban avisaron a los directivos del Reclusorio, quienes solicitaron la intervención de la Fiscalía General de Justicia que dio inicio a las primeras investigaciones. También se informó a la Dirección General de Asuntos Internos para las indagatorias internas. Sin embargo, apenas iniciadas las investigaciones, la Secretaría de Seguridad Ciudadana emitió rápidamente una nota informativa indicando que Fernando "N" portaba un arma de fuego de fabricación casera, se había autolesionado y, en consecuencia, había perdido la vida durante el traslado al juzgado. En pocas palabras, la Secretaría determinó (sin necesidad de esperar la investigación de la Fiscalía) que había sido un accidente o suicidio. El cadáver fue trasladado a las instalaciones del anfiteatro de la Fiscalía, en Iztapalapa.