OPINIÓN

Grave error

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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El encuestador le preguntó a don Algón, ejecutivo de empresa: "¿Cuántos empleados tiene usted, por sexo?". "Nada más una -respondió el magnate-. Todos los demás entraron por méritos"... Dos misioneros se propusieron evangelizar a los antropófagos. A fin de que conocieran el amor y la misericordia del Señor les hablaron acerca del pecado, del demonio, del infierno y de la condenación eterna. Al día siguiente se alegraron al ver que los caníbales echaban en el perol cebollas, tomates, papas, coliflores y repollos. "Praise the Lord! -exultó uno de los reverendos-. ¡Por nuestras prédicas han renunciado ustedes a la antropofagia, e incluso se han hecho vegetarianos!". "No -acotó el jefe de la tribu al tiempo que los demás apresaban a los misioneros-. Las verduras son para el relleno"... El ser humano, cuando se masifica, deja de ser. Reconozco que esa frase no es digna de ser grabada en bronce eterno o mármol duradero, y ni siquiera en plastilina, pero expresa una verdad de a kilo, o por lo menos de 800 gramos, como los kilos que antaño pesaban algunos comerciantes de barriada. En efecto, inmerso en una muchedumbre el individuo pierde su individualidad; se funde con los demás; grita como ellos, actúa como ellos; se vuelve como ellos. Ya no es él mismo; es lo mismo que los otros son. Esto que digo no es campanuda lectio de magister o cátedra de dómine; es simple observación de la realidad. San Agustín de Hipona, gran santo porque fue gran pecador, escribió en contra de las luchas de gladiadores en los circos o coliseos romanos. Cierto día, movido por la insistencia de un amigo, acudió a uno de esos sangrientos espectáculos, y él fue quien más gritó, llevado por la ebriedad salvaje de la turba, para pedir la muerte del gladiador caído. Muchedumbre. Multitud. ¿600 mil asistentes en el Zócalo a la manifestación ordenada por la Presidenta en apoyo de la Presidenta? Igual hubiesen podido ser 60 mil, o 6 mil, o 600, o 60 o 6. Ninguno de ellos cuenta. No fue un mitin de personas; fue una concentración de acarreados, carne de politiquería, individuos e individuas -el femenino cabe- que abdican de su individualidad para convertirse en bultos manejados por líderes que al conducir a sus rebaños buscan medro personal. Se engañará quien crea que esa masa es significativa, cuando en verdad, pese a su número, es insignificante. Error grave fue el de la Presidenta cuando invitó a celebrar los 7 años de la 4T. Al hablar de ese aniversario también ella abdicó de su individualidad para mostrarse como una mera continuadora de la obra de su antecesor. Ningún ocupante de la Presidencia había hecho eso; todos buscaban borrar la sombra de su antecesor e imponer su propia personalidad. Se disminuye a sí misma Claudia Sheinbaum, y engrandece a quien la precedió. Con eso da pábulo a que se dé por cierta la versión -ciertamente cierta- de un maximato en el país. Es una pena: he aquí que la primera mujer Presidenta se somete voluntariamente a un hombre. ¿Presidenta con a? Sí, pero con la a que abunda en el nombre del rancho a donde se fue el que no se ha ido... Pepito le preguntó a la amiga de su mamá: "¿Cuántos hijos tienes?". "Ninguno -respondió la señora-. No me los ha traído la cigüeña". Aseveró Pepito: "Y menos los vas a tener si sigues creyendo en esa pendejada de la cigüeña"... Comentó don Cucurulo, provecto señor de la tercera edad entrado ya a la cuarta: "Mis amigos y yo jamás hablamos en el café de tres temas: política, religión y sexo. De política, porque no queremos entrar en discusiones. De religión, porque cada uno tiene la suya. Y de sexo, porque ya no nos acordamos"... FIN.