OPINIÓN

La chispa de las lluvias

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

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"Ningún escritor sensato cree en las entrevistas", escribió Enrique Vila-Matas, en un artículo sobre el género que publicó hace casi diez años en El país. Como las preguntas que hacen los periodistas son casi siempre las mismas, la única manera que tiene el escritor para no morir de aburrición en los interrogatorios es inventar siempre una respuesta distinta a la misma pregunta. Por eso pedía que no se tomara muy en serio el género. Citaba a John Updike quien advertía ahí un fraude inevitable: en una entrevista uno dice algo de más o algo de menos a lo que quiere decir. Sugería algo más: el escritor que se deja entrevistar traiciona su propio oficio. Deja su terreno, que es el de la escritura, y se convierte en un charlatán cualquiera. Lo que el escritor dice está en sus novelas, en sus relatos, en sus poemas. De esa desconfianza viene aquella admirable carta-poema de José Emilio Pacheco a George B. Moore para negarle una entrevista: "importa el texto y no el autor del texto", le dice. Nada tengo que agregar a lo que escribo: