OPINIÓN

Las palabras y las cosas

Jorge Volpi EN REFORMA

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Como sabe cualquier psicoanalista, no existe mayor extrañeza que la establecida cuando una persona dice una cosa y hace la contraria. Las razones pueden ser múltiples: el simple engaño o el ansia de manipulación -a fin de cuentas lo menos interesante-, o bien un escenario en el cual no se sabe bien a bien lo que se quiere, o se sabe lo que se quiere pero no cómo lograrlo, o se intenta lograr algo por medios poco idóneos o imposibles. Es entonces cuando la distancia entre el discurso y los hechos se ensancha y provoca tanta perplejidad como desconcierto, tanta ansiedad como incertidumbre, tanta desconfianza como escozor.