OPINIÓN

Narciso en el velorio

Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

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Llega de mala gana. Está convencido de que el velorio es, en realidad, una distracción de lo que importa. Desviarse de sus temas es una pérdida tiempo. Eso es, además, lo que quieren los malos: que hablemos de sus temas y no del mío. ¿Qué sentido tiene hablar del dolor de los otros, qué valor tendría hablar de las vidas segadas si podemos seguir transmitiendo la buena nueva? Lo que de veras importa es su ocurrencia más reciente, su último sermón, la edificante lección de esta mañana. Lo que importa es el recordatorio de las desgracias que padecíamos antes de su llegada. Si acude al velatorio es para pedirnos que no nos fijemos en la mujer o en la niña de la caja. ¿Por qué hablar de ellas si podemos seguir hablando de mí?