OPINIÓN

Piedra de toque

ANDAR Y VER / Jesús Silva-Herzog Márquez EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

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Mario Vargas Llosa ha publicado su última columna periodística. Así lo anunció en El País hace unos días. El hueco que deja es enorme. Leerlo cada quince días era una oportunidad de acercarse a su mundo. Disfrutar, de algún modo, de sus lecturas y de sus paseos. Acercarse a sus ideas, a sus gustos y a sus controversias. Ese deleite periódico nos permitía ser testigo de sus conversaciones, de sus caminatas y de sus cursos. Pocos en nuestro idioma han exprimido, como él, las posibilidades expresivas de una pieza de opinión. Sus artículos periodísticos no eran vitrinas de espectador, sino piezas de su batalla cotidiana. Piedras de toque: instrumentos para apreciar el mérito de una novela, la fisonomía moral de un personaje, los desafíos del presente. En cada entrega, una toma de posición sobre la literatura, el cine, la política. Aún en sus ideas fijas ofrecía argumento, lucidez y elegancia. Un hombre que razona honestamente en público, que esquiva el lugar común, que pule ideas. Valentía para contrariar a la tribu y para cambiar de opinión.