OPINIÓN

Sabiduría popular

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN REFORMA

3 MIN 30 SEG

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"Tengo tres hijas -le dijo el duque Sopanela a su sobrino Leovigildo, llegado de la América a España para casarse-. La mayor se llama Turnia. Es bizca, pero poquito, no mucho. La segunda se llama Patoja. Es estevada, o sea zamba, pero poquito, no mucho. Y la tercera es Marulina, la menor. No tiene defecto físico alguno. Es bonita, y a diferencia de sus hermanas llevará al matrimonio una cuantiosa dote". "Con ella me caso" -dijo el indiano sin dudar. Llevose a cabo el matrimonio, y sucedió que a los tres meses de casada la flamante esposa dio a luz un robusto bebé de 4 kilos. Le explicó el duque Sopanela a su sorprendido -y atufado- sobrino: "Se me olvidó decirte que Marulina estaba embarazada, pero poquito, no mucho"... En materia de política es muy poco lo que hoy tengo que decir. Y ni siquiera es mío lo que diré: pertenece a la sabiduría popular, la más sabia de todas las sabidurías tratándose del arte de vivir. La frase que aquí quiero poner es ésta: "Dime con quién andas y te diré quién eres". En un periódico de Guadalajara leí la siguiente información: "Salvador Llamas, consejero nacional de Morena y funcionario municipal de Puerto Vallarta, fue asesinado ayer en un restaurante de esta ciudad. Junto con él murieron dos escoltas. Además de su actividad municipal, Llamas trabajaba los fines de semana en la promoción del Subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, quien aspira a gobernar Coahuila". Hasta aquí la cita. Mil veces he dicho que Coahuila es mi estado natal, y otras mil veces lo diré, pues ya se sabe que quien alaba lo suyo repite sus alabanzas una y otra vez. Durante el sexenio de Miguel Riquelme los coahuilenses hemos vivido en un ambiente seguro, de tranquilidad. Las bandas delictivas que campean en otras entidades no han conseguido penetrar aquí. Sus intentos por hacerlo han fracasado una y otra vez ante la acción decidida y eficaz de las fuerzas federales, estatales y municipales coordinadas por el gobernador, los alcaldes y los mandos militares. No queremos que eso cambie. No queremos que en Coahuila se instaure un régimen en el cual la autoridad tenga sospechosos nexos con personas sospechosas. Es todo lo que hoy tengo que decir, a más de aquello de: "Dime con quién andas y te diré quién eres"... Doña Serafina era viuda, y madre de un solo hijo, mozo joven y guapo, inocente como un ángel, en quien tenía cifradas todas sus esperanzas y depositados todos sus afectos. Temerosa de que fuera a caer en las manos -no en los brazos- de una mala mujer (para ella todas lo eran) le dijo que si alguna vez "una vieja" lo besaba se convertiría en estatua de piedra. Así, el ingenuo joven vivía alejado del trato con las chicas de su edad, aunque más de una tenía los ojos puestos en él. Sucedió que un día Candidito -tal era el nombre del muchacho- salió de la junta semanal de los Guardianes de la Fe, cofradía de la cual era vocal Z. Llovía torrencialmente, y Candidito iba a su casa bajo la lluvia. En eso Kalentina, una antigua compañera de colegio, pasó en su coche y lo invitó a subir, pero en vez de llevarlo a su casa se dirigió hacia el Ensalivadero, lugar propicio a erotismos. Ahí, antes de que el candoroso joven pudiera resistirse, le dio un beso. No fue un beso cualquiera: fue un beso francés, labial, dental, lingual, palatal y adenoidal. Candidito se deshizo de la sensual caricia y todo azarado le dijo a Kalentina: "Tenía razón mi mamá. Me dijo que si una mujer me besaba me convertiría en piedra, y siento que una parte de mi cuerpo ya se endureció"... FIN.