OPINIÓN

Yo tengo otros números

Eduardo Caccia EN REFORMA

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El presidente López Obrador es un hombre letrado a quien no sólo le gusta demostrar su conocimiento de la historia, particularmente la de México, sino que además parece tener una inteligencia innata para comunicarse con el ciudadano común (de ahí buena parte de su popularidad y empatía con la gente). Lo vemos en sus dichos populares que son vitoreados por las multitudes, expresiones coloquiales que arrancan la sonrisa, el aplauso y la algarabía. Recientemente expuso (sin saberlo, quizá) una clase de cómo deben nombrarse las marcas (en inglés el proceso se llama naming y es uno de los que requieren más habilidad, creatividad y estrategia dentro de las agencias de publicidad) al bautizar como "Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado" en lugar del nombre técnico que usaba el rigor legal de "extinción de dominio". Más allá de estar de acuerdo o no con él, el mandatario tiene esta habilidad.