OPINIÓN

El regreso

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

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Estamos en el aeropuerto Charles de Gaulle. Tengo un nudo en la garganta, me acabo de dar un agarrón con mi acompañanteasecas. Todo empezó porque no cabían las cosas en las maletas. Comenzó a decirme que gastaba demasiado y que pagaríamos exceso de equipaje. Por más que le aclaraba que mucha de mi ropa era la que había traído de México, continuaba reprochándome mis supuestos excesos. Por mi parte hacía todo lo posible por no contestarle a la vez que veía que en su maleta ya no cabía ni un solo alfiler. También él había sucumbido ante las compras para él, sus hijas y nietas.