OPINIÓN

María (muy) bonita

Guadalupe Loaeza EN REFORMA

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El lunes, hizo exactamente 15 años me permití anunciar en este mismo espacio de nuestro periódico, el nacimiento de mi primera nieta, María. En ese lapso he festejado con ella, sus hermanos y padres, cada uno de sus quince cumpleaños. Nunca imaginé que para su aniversario décimo quinto, uno de los más importantes en la vida de una mujer, no podría besarla, abrazarla, ni mucho menos cantarle Las Mañanitas, debido a la pandemia cuyo pico se encuentra en lo más alto de hospitalizaciones desde que empezó el Covid-19. Vaya riesgo para una abuela que ya no se cuece al primer hervor. Sin embargo, el domingo, justo a la medianoche, le escribí una carta: