Los eventos deportivos masivos como el Campeonato Mundial de la FIFA o los Juegos Olímpicos son propicios para que los países anfitriones desplieguen y actualicen su infraestructura de transporte, turística y de telecomunicaciones, al tiempo que desarrollan capacidades e implementan protocolos de atención para prevenir incidentes que puedan poner en riesgo a las personas que habitan el país y a sus visitantes.