OPINIÓN

Ultrajar a Dios

Alma Delia Murillo EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Hay una angustia seca, a veces palpitante, que se instala en el cuerpo la primera vez que notas que los hombres te miran diferente. Has sido desplazada. A partir de ese momento te convertirás en eterna migrante de la propia piel: eres mujer, tu cuerpo no te pertenece. Siempre habrá un juez, un médico, un ojo que todo lo mira y lo tasa, un no le hagas a ella lo que no quieres que le hagan a tu hermana, un respétala pues tú naciste de una mujer como el Mesías nació del vientre de María, un Papa que en el nombre de Dios. Y más, de todo, grandilocuente o nimio, pero nunca tú. Tú no.